Facundo Cabral
El hombre que cantaba para llevarle chocolates a su ahijado
Entrevista realizada por Gabriel Soria para el programa Los Notables, producido por Solo Tango y publicado en www.tangocity.com.

Facundo Cabral: La muerte sin sentido

“El hombre es lo que ama, yo soy Troilo, no soy el que bombardea impunemente un lugar. Mi madre decía: un cantor es un soldado menos”

“Yo no me tengo que cuidar de un cantor, jamás supuse que Edmundo Rivero me podía hacer daño, muchas veces tengo que salir corriendo para que no me mate un tipo que cree que tiene todo el poder simplemente porque la misma gente le dio un poder para que decida cualquier cosa, o lo tomó aunque no se lo dieron”

“No hay que cuidarse de un cantor, hay que cuidarse del que no canta, es al revés…”

La noticia de la muerte de Facundo Cabral es tan absurda que ni siquiera encontramos el consuelo de sus propias palabras. Por momentos Facundo era un místico, pero con los pies en la tierra y en el escenario, el mejor lugar para predicar sus recuerdos como sentencias y sus experiencias como consejos.

“Nosotros hablamos de Troilo, de Goyeneche, de Yupanqui, y está acá, lo que uno amó nunca muere y lo que todavía no amamos aún no nació, la canción es lo que provoca ese vínculo”

Ese hombre que fue amigo de la madre Teresa, compinche del Polaco y de Troilo y peregrino en el mundo desde su nacimiento, encontró la muerte cantando, cerca de su guitarra, como lo presagiaba aquella tarde que tomamos un café en la esquina Homero Manzi y grabamos un programa del ciclo Los Notables.

“Un cantor es un soldado menos, yo no me tengo que cuidar de un cantor”.

Ahora, estas palabras suenan todavía más duras, más increíbles, como lo es su asesinato en Guatemala.

“Tengo amigos por la guitarra, me comunico con cualquier lengua por la guitarra y voy a morir siendo dueño de mi vida y decidiendo hasta el último segundo por la guitarra porque te hace independiente, no dependo de un sindicato, ni del gobierno de turno, ni de la cruz roja, ni pami, ni same, te cura la guitarra…”

Facundo Cabral recordó aquella tarde parte de su vida, una vida como decía él de peregrino, sin casa fija, sin chequera ni tarjetas de crédito, con un tremendo amor a Dios a quién nombró repetidas veces en su relato.

“Yo tuve un momento muy desdichado hace unos años, dos muertes tremendas de una vez (mi mujer y mi hijo), y me acordé de unas palabras que me había dicho Yupanqui unos años antes de esto, me dijo –cuando sienta un gran dolor siéntese y cante hasta desmayar, canté dos días y me desmayé, yo cantaba “cantar sin ningún motivo es cantar como Dios manda, que la mejor esperanza ni se busca ni se alcanza…”

Este es el recuerdo de Tangocity con un fragmento del programa “Los notables” producido por Solo Tango, para uno de los artistas más importantes que tuvo nuestro país y que, como decía Yupanqui, quizá alguna vez nadie se acordará del nombre del cantor, pero ninguna tumba guardará su canto.

Gabriel Soria