Victor
Hugo Sánchez
Compartir mi vida con Facundo Cabral fue una gran experiencia, fuimos
compañeros, confidentes, amigos…llegó a ser parte
de mi familia.
Desayunar, comer y cenar con él, me dejó un gran aprendizaje,
pero sobretodo la satisfacción de conocer al hombre y al gran
ser humano que fue.
Sensible, vulnerable, optimista, guerrero, pacifista, apasionado de
la vida, porque aún cuando le diagnosticaron cáncer hace
algunos años, lejos de dejarse caer en la depresión,
decidió disfrutarla, recorrer el mundo y predicar su gran filosofía,
esa que adoptó a través de los libros.
Facundo solía despertar muy temprano y sólo tomaba café y
un par de croissant, tiempo que aprovechaba para leer un poco y escribir
un resumen del libro en turno.
Me gustaba darle su espacio, había ocasiones que prefería,
sentarme en otra mesa para no interrumpir su concentración,
pero normalmente compartíamos siempre la misma mesa.
Con él siempre había algo que platicar, según
la ciudad donde estuviéramos, siempre encontrábamos una
historia diferente y casi siempre divertida. Me gustaba por ejemplo
llegar a Mexicali con 45 grados y escucharlo decirme: "Che Víctor
qué bueno que no hace nada de frío".
Él era así, nunca perdía el sentido del humor,
cualquiera hubiera pensado diferente, era un hombre tranquilo que disfrutaba
de su soledad, pero también de sus inseparables compañeros,
los grandes autores de los que siempre estuvo rodeado a través
de sus libros.
Me divertía ver como bromeaba con las meseras o mucamas, las
abrazaba y me preguntaba: "Che Víctor ¿cómo
la ves?, no te parece muy mayor para mí?" .
Y yo que ya me sabía el juego, le preguntaba a la muchacha: ¿cuántos
años tienes? y ella contestaba por ejemplo "23" y
yo le decía…"si señor está un poco
mayor, y él remataba diciendo "¡no va aguantar!"...
Obvio, todo en son de broma, le encantaba hacer sentir bien a las
personas, siempre tenía un piropo para cualquier mujer, de la
edad que fuera, le componía una canción con su nombre,
o le dibujaba una isla con un hombre solitario y les decía: "cuando
me quieras encontrar ve a esta isla que ahí te estaré esperando".
Rara vez lo vi decaído, le afectaban sólo los viajes
largos, por eso siempre se planeó que llegáramos de Argentina
al lugar donde actuaría y descansara por lo menos un día.
Casi nunca salíamos del hotel para comer o ir de compras, creo
que el lugar que más visitamos fue una papelería a buscar
sus libretas y plumas.
Muy pocas veces salimos, por lo general nos quedábamos en el
hotel, finalmente siempre tenía a alguien que le hiciera plática
y cómo no hacerlo si había una biblioteca completa en
su mente.
Se podría hablar del universo y escuchar sus anécdotas
con Carl Sagan, o de música y su encuentro con Arthur Rubinstein,
claro del que más hablábamos era de Borges. Me contaba
que en algunas ocasiones grabó sus conversaciones con él,
aprovechando que no veía (Borges) y un día le dijo "¿no
va a prender su grabadora?"...Siempre supo que lo grababa y nunca
dijo nada…claro me contó que le dio mucha pena pero eran
muy buenos amigos.
Recuerdo la gira que realizamos por México en el 2010, se llamó "Facundo
Cabral Vive la Independencia", se realizó un plan de promoción
como a él le gustaba.... muy pocas salidas y la mayoría
de las entrevistas se realizaron en el hotel.
Sólo algunas se hicieron fuera: con Jacobo Zabludovsky, Carlos
Loret de Mola y Fernanda Familiar fue precisamente con Fernanda que
platicando fuera del aire, ella le comentó su compadrazgo con
Gabriel García Márquez y nos invitó a una comida
en su casa para que se conocieran Facundo y el Gabo.
El encuentro fue el 9 de septiembre del 2010, fuimos a casa de Fernanda
donde disfrutamos de una excelente comida y una mejor compañía,
en esa ocasión además de García Márquez,
estuvo también como invitada Tania Libertad, fue una tarde inolvidable
para mí en lo personal y para Facundo también.
Ellos hablaron un poco de todo, de del arte, de su respectivas filosofías,
pero sin poses ni protocolos, fue una charla entre amigos, en un ambiente
bastante relajado, un momento íntimo que disfrutamos mucho los
pocos asistentes a esa reunión, ese día hasta Tania se
animó a cantarle al oído a García Márquez.
Yo tenia en la camioneta que nos llevo un par de libros de “Cien
Años de Soledad” por si había un espacio y el momento
de que García Márquez los firmara, le pregunte a Fernanda
si veía prudente pedir el autógrafo y ella muy relajada
me dijo “Claro, sin ningún problema” hice traer
los libros y el muy amablemente firmo uno para Facundo y uno para mi
En la gira por Estados Unidos en el 2009, que se anunció como
la gira del adiós (cosa que no le pareció mucho), irónicamente
así fue.
Visitamos el museo de Chicago, y le llamaba mucho la atención
los jóvenes que pasaban a toda prisa viendo los cuadros y sólo
tomando nota de los autores, fechas, etc.
Me decía…"te das cuenta que la juventud no se detiene
a apreciar el arte, sólo les interesa cumplir con su tarea" (él
se tardaba por lo menos 10 minutos por cuadro) y con su gran sabiduría
del arte, a lo lejos podía identificar el pintor, datos históricos
del mismo, etc.
Le pregunté si no quería usar esos audífonos
que dan para estar mejor informados y me contestó que ahí sólo
dicen boludeces (tonterías).
Era lógico que a su edad, a veces lucía cansado, o un
poco enfermo pero nunca decayó su ánimo, jamás
canceló alguna presentación por sentirse mal, ni siquiera
en Miami, que se despertó con una hemorragia urinaria y un dolor
que podía percibir en su rostro.
Llamé a un médico y le diagnosticó un cálculo
renal, le dio un medicamento para el dolor y en seguida nos fuimos
para el teatro aún con su dolor, y todo todavía atendió a
algunas personas al finalizar el show.
Al día siguiente salimos directo a Buenos Aires para que se
internara, no era un cálculo, era su mismo cáncer en
las vías urinarias.
Después de esa gira de 40 días por Estados Unidos, descansó por
unos meses.
Pocas personas lo vieron enojado, no era común pero algunas
veces le salía lo argentino (como el decía) él
me contaba que cuando se enojaba y decía maldiciones lo hacía
en mexicano y que la gente se le quedaba mirando cómo que no
entendían lo que decía.
Cuando recorríamos la República Mexicana nos gustaban
los viajes por tierra porque siempre tenía una buena plática,
recuerdo en vísperas del Bicentenario, hablamos mucho de los
personajes de la Independencia y la Revolución. Él siempre
curioso de los detalles los grababa en su pequeña grabadora
para después pasarlos a la libreta.
En ocasiones tenía que hablar con el chofer y le explicaba
que había que ir rápido porque a él le gustaba
la velocidad, en la carretera a Morelia nos detuvo la policía
(por obvias razones) y bueno, al verlo los policías muy amables
no perdieron la oportunidad de tomarse la foto con él y comentarle
que su mamá era fan de él. Cosa que agradeció bastante…al
chofer le dijeron los policías: "gallo de no ser porque
vienes con quien vienes, no te hubieras salvado de una multa".
Nos preguntábamos en qué otro oficio o trabajo se puede
recorrer la República completa, realmente me siento muy afortunado
por esto.
A la hora de la comida alrededor de las 14:30 siempre, era su alimento
más fuerte, lo que más le gustaba de la comida mexicana
era pescado a la Veracruzana, carne a la Tampiqueña y el cabrito,
invariablemente la comida el pedía tortillas de harina y una
copa de vino tinto (Malbec, su preferido) pocas veces postre y siempre
un café capuchino. Casi nunca dormía siesta, amante de
los deportes, le gustaba ver el tenis, futbol, carreras de fórmula
1, etc.
En días de show siempre llegábamos por lo menos 2 horas
antes del show, para hacer una pequeña prueba de sonido.
Según como se sintiera de salud, se quedaba a firmar autógrafos
al público, normalmente no cenaba solo un poco de pan blanco
con queso panela y un poco de jamón de pavo, con una copa de
vino tinto. De ahí directamente al hotel a descansar, en ocasiones
me llamaba para decirme que estaban transmitiendo en la tv Ensalada
de Locos o Los Polivoces, programas que le hacían mucha gracia,
me decía que el ahora se sentía como don Teofilito (en
son de broma).
Claro hubo ocasiones que me llamó para decirme que no aguantaba
el dolor y tenía que buscar un médico para que lo revisara.
En el 2010 fuimos a Puerto Rico y Costa Rica, recuerdo que en Costa
Rica le comenté que tenía ganas de ir al río rápido
Pacuare, un recorrido de más de cuatro horas, y me dijo…"Che
Víctor" ¿Cuánto te cuesta el viaje? Y le
dije: 100 dólares a lo que contesto, ¿100 dólares
por morir en un río? ¡Es barato! En Suecia es más
caro…y después terminó diciendo: ¿no hay
manera que me pagues de una vez lo que me debes antes de que te vayas?
El nunca cargaba con dinero yo le daba sus honorarios hasta llegar
a Argentina.
Él vivía en una modesta Jr. Suite de un hotel en el
centro de Buenos Aires, ahí tenía un gran librero, cuadros
pintados o dibujados por el mismo, algunos retratos del que le regalaban
en los viajes, un modesto escritorio, le gustaba tocar la guitarra
y cantar Cielito Lindo y canciones de Yupanqui. Siempre que terminábamos
una gira me invitaba a comer a Piegari en forma de agradecimiento,
platicábamos de lo que pasó en la gira y los futuros
proyectos.
Yo he visto el show de Facundo desde 1996 y algunas veces me preguntaron
algunas personas (y por qué negarlo) me hicieron dudar al cuestionarme…¿todo
lo que dice es verdad?, el cuenta su historia cuando llego a México
por primera vez (1972) y que Jacobo Zabludovsky le dio la oportunidad
de salir en tv y la plática se puso tan buena que no hubo noticias
ese día…pues en el 2008 fuimos con Jacobo para que lo
entrevistara y para mi sorpresa nos recibió el Lic. En su oficina
con unas fotos de Facundo de su primera vez en México y le dijo:
mira! Te tuvimos que tomar de la cintura para arriba porque traías
guaraches cabrón…recuerdas que ese día no hubo
noticias y nos pasamos todo el noticiero platicando…
Nunca se lo dije pero no volví a poner en duda la palabra de
Facundo.
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